En la Región del Maule, 5 de cada 10 personas conforman la fuerza laboral, de las cuales el 43,5% está representado por el género femenino. según datos del termómetro laboral realizado durante el trimestre agosto-octubre 2024 son 491.809 las mujeres que se encuentran en edad de trabajar. En comparación de los hombre que si bien, su población es de 463.535, existe mayor predominancia en sus ocupaciones con un 56,5% de individuos ejerciendo algún tipo de oficio.
La presencia femenina en el mundo de la agricultura cuenta con una notoria mayoría, siendo 26.779 mujeres presentes en los campos de cultivos de la región. Mientras que el rubro con menor participación femenina dentro del Maule corresponde al área de la seguridad, específicamente guardias, ya que cuenta con 865 mujeres dentro de este.
Una sección casi exclusiva para las mujeres corresponde al trabajo doméstico, representado por un 98,44% de presencia femenina que ejerce este tipo de labor dentro de la región. Este rubro ha sido por años un pilar fundamental para miles de familias, aun así se mantiene invisibilizada y con malas remuneraciones. Por otro lado, en el sector de la construcción el 8,6% de las mujeres desafían las barreras de género en este oficio.
Uno de los principales factores externos que podrían mantener alejadas a las mujeres de la fuerza laboral es el acoso que reciben a diario; ya sea su edad, su orientación sexual y/o su clase social. Dando por entendido que los factores externos son incontrolables e independientes de la condición humana y son impuestos por costumbres arraigadas en la sociedad, en su mayoría por supersticiones y prejuicios.
En el informe realizado por la Dirección del trabajo tras la implementación de la Ley Karin se registró un total de 3.804 denuncias a nivel nacional en las que el género femenino efectuó la mayor cantidad durante agosto-diciembre de 2024 con un total de 67,8% por encima del género masculino, que representa el 30,5% de las denuncias a nivel nacional. Por lo tanto, del total, la Región del Maule documentó 157 denuncias durante este mismo periodo.
La promulgación de la Ley Karin evidencia un avance significativo en la protección de los derechos laborales de las mujeres. Sin embargo, la efectividad de esta no solo depende de su existencia, sino de su correcta fiscalización y aplicación. En algunos entornos laborales que han estado históricamente asociados a los roles de género, existen trabajadoras que temen alzar la voz ante injusticias laborales. Por lo que, más allá de la implementación de marcos legales, los cambios culturales son necesarios con el fin de normalizar la igualdad y el respeto en determinados aspectos.

Otro factor clave, en esta baja presencia femenina dentro del mundo laboral del Maule podría deberse a la vulneración a fuero y permisos prenatales, posnatales y parentales. En lo que va del 2025 se han registrado 81 denuncias interpuestas directamente por trabajadoras ante la Dirección del Trabajo.
Los datos obtenidos reflejan otro desafío para las mujeres trabajadoras del Maule. Las denuncias registradas en lo que va del 2025 son un recordatorio de que muchas mujeres, deben lidiar con un sistema que no siempre protege sus derechos fundamentales. Este panorama hace evidente la necesidad de un cambio estructural que priorice no solo el acceso al empleo, sino la seguridad y el respeto hacia quienes sostienen gran parte de la economía regional.
Las consecuencias del incumplimiento del fuero maternal son significativas. Si un despido ocurre sin autorización judicial y dentro del período protegido, la empleada debe ser reinstalada en su puesto y el empleador debe pagar todas las remuneraciones que debe. Además, la Dirección del Trabajo puede imponer multas y la trabajadora puede recibir indemnizaciones por daño moral.
La realidad laboral es particularmente compleja para las mujeres, específicamente en rubros que históricamente se han categorizados como masculinos. A pesar de que la fuerza laboral femenina es considerable dentro de la región las oportunidades suelen estar marcadas por desigualdades salariales y condiciones laborales precarias. Esta falta de reconocimiento no sólo limita sus posibilidades económicas, sino que perpetúa un sistema donde las trabajadoras quedan invisibilizadas.
En este contexto, promover la capacitación, la visibilización de las brechas y la creación de redes de apoyo entre trabajadoras podría convertirse en un motor esencial para la transformación social. Alcanzar la equidad requiere que la sociedad en su conjunto deje atrás prejuicios y construya un futuro laboral donde el género no sea un factor determinante, sino un detalle más dentro de una historia compartida.
La lucha por la equidad laboral en el Maule está lejos de terminar. Cada historia, cada dato y cada denuncia son un recordatorio de que el camino hacia la igualdad requiere un cambio profundo y colectivo. Las mujeres de esta región, con su resiliencia y determinación, son el motor de un cambio que no solo es necesario, sino urgente.
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