Miles de personas en el Maule dependen del transporte público para moverse a diario. El problema es que no siempre lo pueden pagar o simplemente no se les reconoce el beneficio de forma automática. Entre tarifas en un alza constante, falta de fiscalización y un sistema sin integración tarifaria, la movilidad en la región se ha transformado en un tema de desigualdad y lucha cotidiana.
Este reportaje recorre cuatro ciudades clave: Talca, Curicó, Molina y Linares, con el objetivo de mostrar cómo funciona el sistema de transporte público, qué opciones existen y, sobre todo, qué pasa con los usuarios que enfrentan las alzas de pasaje y la falta de apoyo estatal. A través de datos, testimonios y elementos interactivos, buscamos responder una pregunta urgente: ¿moverse en el Maule se está volviendo un lujo?
Un sistema que aún se mueve en efectivo
Andén 10 del Terminal de Talca, con bus que va con destino a Linares.Bus de la empresa Talmocur por dentro.El Terminal Rodoviario de Talca inició sus operaciones en 1980.
En todas las ciudades estudiadas, el transporte público funciona bajo una lógica similar: pago en efectivo, sin integración de medios ni sistema digitalizado, a diferencia de Santiago, donde existe la tarjeta Bip! y aplicaciones móviles que permiten planificar los viajes.
Esto significa que cada trayecto debe pagarse por separado, incluso si una persona utiliza más de un medio para completar su recorrido diario. El sistema no contempla transbordos ni descuentos por combinación de servicios, lo que incrementa los costos, especialmente para quienes deben hacer más de un viaje al día.
El terminal de buses de Talca ha sido, por décadas, un punto neurálgico para la movilidad regional. Desde su estructura original, hasta su remodelación actual con mayor capacidad y servicios, este espacio refleja los cambios urbanos y sociales que ha vivido la ciudad. Su transformación refleja el crecimiento poblacional, la demanda por mejores conexiones interurbanas y la necesidad de modernizar un sistema de transporte que, si bien ha mejorado en infraestructura, sigue al debe en cuanto a integración tecnológica y accesibilidad para todos los usuarios.
Terminal de Talca, antes y después
En Talca, actualmente operan 13 líneas de microbús a cargo de empresas como TAXUTAL, SOTRATAL y Abate Molina. Estas cubren recorridos desde zonas residenciales hasta el centro urbano y terminales. Sin embargo, no existe un sistema de control digital que permita conocer horarios exactos o frecuencias. Los usuarios deben esperar “a la suerte”, sin saber con certeza cuánto tardará la siguiente micro.
Junto a esto, el pago sigue siendo exclusivamente en efectivo, limitando el acceso de personas mayores que no siempre manejan dinero suelto, o de estudiantes que dependen de la TNE para movilizarse a diario.
Aunque se han anunciado múltiples veces proyectos de paraderos inteligentes con pantallas digitales para facilitar la espera, su implementación ha sido lenta y aún no están en pleno funcionamiento. En la ciudad opera la aplicación ‘’Moovit’’ la cual si bien, es una ayuda para los pasajeros, ya que permite ver el recorrido del transporte, no sustituye los paraderos inteligentes.
El Terminal recibe diariamente a buses interurbanos e interregionales.Bus de la empresa Talmocur.Actualmente el Terminal luce moderno al contar con negocios en su interior.
Curicó: Colectivos y micros sin tarjeta
En Curicó, las tarifas suelen oscilar entre los $500 y $600 pesos y pueden variar según el operador y el sector al que se dirige el vehículo. Si bien, Curicó tiene su propia aplicación de transporte, muchos usuarios se quejan de la falta de micros o sobre los choferes, quienes usualmente no hacen el recorrido completo.
En Curicó, la situación es similar en comparación a las otras ciudades. Las micros urbanas operan en rutas establecidas y se complementan con colectivos que recorren sectores periféricos y rurales, pero tampoco existe una tarjeta de pago unificada ni integración de tarifas. Cada colectivo o micro se paga por separado, en efectivo. Imagen: Precios de la empresa TalmoCur.
Linares: recorrido de bus de la empresa Interbus.Terminal de Talca un día Viernes.Interior de un bus de la empresa Interbus.
Linares: la experiencia de una pequeña ciudad
En Linares, las micros urbanas conviven con colectivos y buses rurales que conectan sectores más apartados. La cobertura es más limitada, y los horarios, mucho menos frecuentes. Muchas personas deben utilizar ambos transportes para llegar a sus destinos, por lo que el costo es alto.
Actualmente, el valor de la micro urbana en la ciudad de Linares es de $520 pesos para los adultos, $260 para los adultos mayores y $170 para los estudiantes. Estos precios también son contraproducentes, ya que obligan a utilizar monedas de $10 pesos, lo que puede ser complejo para los pasajeros, sobre todo porque los choferes requieren rapidez a la hora de subirse.
La ausencia de paraderos formales y la baja fiscalización agravan la situación, especialmente en sectores vulnerables, junto con el horario de invierno, el cual oscurece la ciudad mucho más temprano y genera un peligro para los estudiantes que tienen jornada de tarde.
Muchos son los estudiantes que viajan desde sus ciudades a la universidad, ya que de cierta forma, es una opción más sencilla que arrendar, pero se cuestiona si es más económica, sobre todo con unos precios constantes al alza. Imagen: Bus de la empresa Interbus que se dirige a Linares.
Los pasajeros versus los altos precios
En Chile existen dos beneficios formales para acceder a pasajes rebajados: la Tarjeta Nacional Estudiantil (TNE) y la Tarifa para Adultos Mayores. La TNE permite a estudiantes pagar una tarifa reducida durante todo el año, incluso en vacaciones. Basta con portar la tarjeta y presentarla al conductor o auxiliar en caso de ser un bus interurbano.
La tarifa adulto mayor, en tanto, permite a personas mayores de 65 años acceder a un descuento del 50% en el transporte regulado, mostrando solo su cédula de identidad. Ambos beneficios están garantizados por ley. Sin embargo, su implementación práctica no siempre alivia el gasto que es viajar.
El Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT) destacó que los valores se establecen en función de un polinomio que considera variables como el precio del diésel, la inflación y el tipo de cambio, buscando un equilibrio entre los costos operativos y la accesibilidad para los usuarios.
Como ejemplo, tenemos esta tabla que muestra los precios actuales entre los tramos Talca, Linares, Curicó y Molina, diferenciando entre la tarifa general y la tarifa rebajada para estudiantes. Esto permite dimensionar el impacto real del pasaje en quienes deben movilizarse a diario.
Ricardo Avendaño, estudiante de Química y Farmacia, explicó lo complejo que es la situación para un estudiante que viaja todos los días.
”Hay veces en las que no es que no haya querido viajar o no haya viajado para ahorrar para otro día, sino que directamente no contaba con el dinero para permitirme el viaje.”
Ricardo avendaño
Su situación se debe a que los precios están en una constante alza y el trámite para obtener el pase escolar suele ser muy engorroso y tardío, incluso, muchas veces no llega.
Para estudiantes como él, el costo del transporte representa una parte importante del gasto mensual, consumiendo gran parte del sueldo en el caso de que trabajen, dejando sin presupuesto para gastos extras o inoportunos.
‘’Trabajo sábado, domingo y los feriados. Yo diría que más del 50% de mi sueldo se va en pasajes según mis cálculos. Uno tiene que estar consiguiendo plata como uno pueda, juntando monedas para poder viajar.’’ Explicó Ricardo.
Esta falta de integración tarifaria, donde cada viaje se cobra como si fuera uno nuevo, genera una sobrecarga económica especialmente para los jóvenes de menores ingresos o incluso, para quienes trabajan para costear sus viajes.
En el caso de Iñigo Machado, estudiante de Obstetricia y Puericultura de la Universidad Autónoma, viene desde Cauquenes y vive en Talca. Aunque vive con su tía para evitar el viajar diariamente, comenta que el precio de los pasajes le impide hacer su vida de forma normal.
”Evité ir a ver a mi hermana por el tema de los pasajes y más que nada en una fecha importante como la que es su cumpleaños”
iñigo Machado
Iñigo asegura que no siempre el precio del trayecto es el mismo, especialmente los fines de semana. “Pullman del Sur cobra $3.500 pesos, pero el recorrido es demasiado extenso, demorándose casi dos horas y media en llegar. También está Interbus, que tiene la misma tarifa que Pullman, pero demorándose una hora y media, y luego, está Talca Paris y Londres, con un precio de $4.000 pesos, pero con el triple o el cuádruple de comodidades que no ofrecen las otras empresas.’’
En una situación similar está Vicente Navarro, estudiante de Medicina de la Universidad Autónoma que viene desde Curicó. Aunque se queda en Talca durante la semana, él viaja los días martes a su ciudad, junto los fines de semana para poder trabajar.
“Tengo que ir obligatorio a Curicó los fines de semana porque tengo que trabajar, pero durante la semana me ha pasado que he generado otros gastos que no estaban en mis cálculos del mes. Viajar todos los días no es algo que me pueda permitir, con mi pareja nos vemos muy muy poco porque ella es de Romeral, más lejos de Curicó.”, explica.
”Me genera problemas con mi pareja, con mi mamá y con el cuidado de mi gatito, porque mi mamá me extraña y yo la extraño, y me da penita no poder ir a verlos.”
Vicente navarro
A todo esto, se suman las alzas constantes de los pasajes. Solo en los últimos dos años, el precio promedio del bus interurbano en la región ha subido entre $200 y $500 pesos cada año, dependiendo del trayecto.
Esta situación afecta especialmente a estudiantes de sectores rurales o de comunas más pequeñas, donde hay menos opciones de transporte y poca fiscalización por parte del Ministerio de Transportes, manteniendo así, las altas tarifas.
En Molina, el terminal está ubicado en el centro, lo que obliga a muchos estudiantes y pasajeros a caminar largos tramos o a pagar micro para llegar a su destino, o, arriesgarse a perder la locomoción si la toman en distintos paraderos, ya que generalmente suele venir llena desde el terminal.
El Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones destacó que los valores se establecen en función de un polinomio que considera variables como el precio del diésel, la inflación y el tipo de cambio, buscando un equilibrio entre costos operativos y accesibilidad para los usuarios.
En Talca, por ejemplo, los colectivos cobran normalmente $800 pesos, y en caso de rutas diferidas, los precios pueden variar entre $1.200 y $1.500 pesos, sin diferencia de tarifa para estudiantes o adultos mayores.
Imagen: Colectivo de Talca.
El transporte público termina siendo una barrera para la movilidad, no solo física, sino también social: hay jóvenes que no pueden participar de actividades académicas o culturales por no tener cómo costear el viaje, además de que muchas veces, la diferencia horaria entre un bus y otro es muy grande.
Las personas mayores también enfrentan obstáculos. Aunque legalmente tienen derecho a un 50% de descuento, muchos conductores y/o pasajeros desconocen la norma, por lo que la desinformación también afecta al correcto uso de la misma.
La falta de seguridad a la hora de moverse
Otra dificultad es la escasez de paraderos seguros e iluminados. En invierno, oscurece muy temprano y es muy difícil para los pasajeros visualizar la locomoción, lo que puede generar que los mismos la pierdan o se expongan a asaltos o algún delito.
Esto se transforma en una preocupación de seguridad, especialmente para mujeres jóvenes, quienes deben tomar colectivos en horarios donde no hay micros disponibles.
La falta de planificación urbana en torno al transporte es evidente. Paraderos improvisados o en mal estado, horarios irregulares, y vehículos sobrecargados son parte del día a día en varias comunas de la región del Maule.
El proyecto tiene como objetivo renovar de forma gradual la flota actual de transporte público por vehículos más eficientes, silenciosos y amigables con el medio ambiente. Esta medida no solo espera beneficiar directamente a los usuarios habituales del transporte urbano, sino que también contribuirá a disminuir las emisiones contaminantes en las principales ciudades de la región.
El Seremi de Transportes de la región, Guillermo Ceroni, explicó que esta medida responde a diversos factores, incluyendo la situación económica de las familias y la necesidad de optimizar los recursos destinados a mejorar la movilidad local.
Además, señaló que “estos recursos son verdaderas inversiones en beneficio de la gente. Esto es producto de la primera conversación con el gobernador, para ver cómo lograr esto entre el Ministerio de Transporte y la Gobernación Regional, que significan recursos de la Ley Espejo, que son presupuestos destinados absolutamente al transporte público. Esperamos que el Consejo Regional los apruebe”, explicó.
A pesar de esto, aún no podemos competir con Santiago, en donde
Esta diferencia genera una profunda desigualdad territorial. No se trata solo de moverse desde un punto A a un punto B, sino de quién puede hacerlo y quién queda fuera por no poder pagar, generando así, una brecha estructural en el derecho a la movilidad.
Mientras no exista una política de transporte integrada y con perspectiva regional, seguirán siendo los usuarios —especialmente los más vulnerables, como los estudiantes o los adultos mayores— quienes paguen el costo de un sistema desconectado.
Porque moverse por el Maule no debería ser un lujo. Debería ser un derecho garantizado por un Estado que entienda que la movilidad es clave para la educación, el trabajo y la dignidad de las personas.
Interior del bus de la empresa Linatal.Aglomeración que refleja la falta de frecuencia y capacidad del transporte público.Micro de la empresa Interbus que tiene como destino San Javier.
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