Maule y el déficit habitacional: El sueño de la casa propia continúa en espera

Talca ha experimentado un crecimiento urbano sostenido en la última década. Sin embargo, este desarrollo no va de la mano de una planificación habitacional adecuada. El resultado, es un aumento en la demanda de viviendas que no ha sido cubierta ni por el Estado ni por el mercado inmobiliario.

Según datos del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU), el déficit habitacional en la Región del Maule bordea las 25.000 unidades, siendo Talca una de las comunas más afectadas. Esta cifra refleja, no solo la falta de viviendas construidas, sino también condiciones precarias como el hacinamiento y el aumento de familias allegadas.

Aunque se han lanzado múltiples proyectos en la capital regional, muchos de ellos enfrentan retrasos significativos. Las largas esperas para acceder a una vivienda social afectan directamente a miles de familias que siguen viviendo en condiciones indignas.

¿Metas cumplidas? La otra cara de las cifras

A través del Plan de Emergencia Habitacional, el MINVU y el SERVIU comprometieron la entrega de 16.667 viviendas en la región para el año 2025. En febrero de 2025, el Gobierno celebró haber cumplido el 100% de esa meta, con un total de 17.133 soluciones habitacionales entregadas, otras 9.783 en ejecución y 3.145 con financiamiento y en proceso de iniciar obras.

Sin embargo, el cumplimiento de metas no significa que se haya resuelto el problema. La proyección poblacional y la creación de nuevos hogares indican que el déficit continuará creciendo, si no se mantienen ritmos acelerados de construcción en zonas urbanas de Talca.

Entre la esperanza y el desgaste

Jorge Ruz, oriundo de la comuna de Rauco, provincia de Curicó, es uno de los beneficiarios del sistema de subsidios habitacionales, el cual logró concretar su anhelo de una vivienda propia, pero su camino no estuvo exento de dificultades y fue protagonista de una larga espera.

El proceso, que se extendió por más de una década, no estuvo exento de diversos obstáculos, desde problemas limítrofes con propiedades aledañas, hasta la deserción de varios integrantes del comité, quienes perdieron la esperanza y terminaron vendiendo sus derechos por sumas mínimas, sumado a que muchas constructoras abandonaron el proyecto antes de concretarlo.

Finalmente, en el año 2017, Jorge y su comité Juventud 2000 , lograron adjudicarse el subsidio, poniendo fin a una espera de 12 años.

“Fueron 12 años de espera; muchos perdieron la esperanza y vendieron sus derechos.”

Jorge Ruz, beneficiario de subsidio rural
Casa de Jorge Ruz, conjunto habitacional “Juventud 2000”, comuna de Rauco
Casa con subsidio habitacional

La experiencia de Jorge no es un caso aislado. Otras familias también han debido enfrentar años de espera, incertidumbre y múltiples obstáculos antes de lograr acceder a una vivienda digna. A continuación, dos beneficiarios comparten sus vivencias desde distintas realidades:

Mónica Farías Cubillos, colaboradora de una empresa ferretera en la región del Maule, también vivió un extenso proceso para acceder a una vivienda a través de un comité. Durante cinco años enfrentó una serie de trámites, reuniones constantes y la exigencia de un ahorro sostenido para cumplir con los requisitos del subsidio habitacional. Finalmente, tras ese largo camino de esfuerzo y perseverancia, pudo recibir las llaves de su departamento, concretando así el sueño de la casa propia.

“Fueron cinco largos años de trámites, reuniones y ahorro.”

Mónica Farías Cubillos beneficiaria subsidio social

Casos como el de Mónica reflejan cómo el acceso a la vivienda no solo implica cumplir con ciertos requisitos económicos, sino también resistir en el tiempo frente a un sistema que, muchas veces, excluye a quienes no se ajustan a su lógica. Las condiciones familiares, el estado civil o la posibilidad de complementar ingresos pueden marcar la diferencia entre quedar fuera del sistema o avanzar hacia la casa propia.

Francisca Riera Fuentes, administrativa contable y vendedora en una empresa del Maule, intentó acceder al subsidio habitacional durante varios años, pero fue constantemente rechazada por no cumplir con el puntaje mínimo, ya que su estado civil y la falta de hijos jugaban en su contra. Esta exclusión la llevó a explorar otras alternativas, como la combinación de subsidio con crédito hipotecario, opción a la que solo pudo acceder tras casarse para complementar renta con su pareja. Fue así como finalmente logró obtener una vivienda, aunque el camino estuvo marcado por exigencias que no siempre responden a la diversidad de realidades familiares.

Entrega de vivienda a Francisca Riera Fuentes

Proyectos, papeles y promesas

Entre los proyectos emblemáticos en la ciudad, destacan conjuntos como “Puertas de Lircay” y “Parque Bicentenario”, iniciativas que buscan atender a sectores de clase media y vulnerables, pero que aún están en ejecución o en etapas preliminares.

Obstáculos que frenan el progreso

Una de las principales trabas identificadas por el SERVIU es la escasez de suelo urbano habilitado, lo que obliga a construir en zonas periféricas sin conectividad ni servicios básicos. Esto genera proyectos habitacionales alejados del centro y con baja integración social.

Otro problema persistente es la burocracia: los trámites administrativos para aprobar proyectos pueden extenderse por años. A esto se suman las alzas en los costos de materiales de construcción, que han encarecido la ejecución de viviendas sociales.

Costos, conflictos y críticas al modelo

La mayoría de los proyectos habitacionales en la región se han desarrollado en zonas rurales o periféricas, áreas que carecen de servicios básicos y buena conectividad. Esta situación limita el interés y la inversión del sector privado, que prefiere proyectos urbanos con mejor infraestructura y rentabilidad.

El académico de la Universidad de Talca, Armando Durán, ingeniero civil industrial, advierte que el déficit habitacional en la región del Maule se debe en parte a la ubicación de muchos grupos habitacionales en zonas rurales, lo que desincentiva la participación de entidades patrocinantes y empresas privadas. Esta falta de interés ha generado abandono por parte del sector inmobiliario y ha agravado problemas como el hacinamiento y el allegamiento. Además, critica la ausencia de incentivos desde los organismos públicos para revertir esta situación.

“Hay abandono del sector privado y falta de incentivos públicos para apoyar los grupos habitacionales rurales.”

Armando Durán, Académico de la Universidad de Talca

El déficit también se profundiza por la dificultad de muchas familias para cumplir con los requisitos de postulación a subsidios habitacionales. No es solo un problema de oferta, sino también de acceso.

Otro obstáculo que frena la construcción de grupos habitacionales, tanto en sectores urbanos como rurales, es la escasa participación de empresas privadas en licitaciones públicas. Francisco Chiuminatto, constructor civil y socio de la empresa Rapallo Spa Ingeniería y Construcción, explica que en los últimos años ha disminuido la construcción de viviendas sociales por parte del sector privado, debido principalmente al alza en los costos de los materiales y a la dificultad de competir en licitaciones públicas. Según Chiuminatto, muchas de estas licitaciones quedan en manos de empresas con vínculos directos con la administración pública, con una larga trayectoria en el rubro o que están completamente enfocadas en la construcción social.

“Hoy construir viviendas sociales es poco atractivo por los altos costos y la competencia desigual en licitaciones.”

Francisco Chiuminatto, Rapayo SPA.

Soluciones verticales: una nueva cara para la vivienda subsidiada

Organizaciones como Déficit Cero y Fundación Vivienda han propuesto medidas para acelerar la construcción, como el uso de tecnologías modulares, la reducción de plazos administrativos y la compra anticipada de terrenos por parte del Estado. 

En Talca, uno de los enfoques recientes ha sido la construcción de departamentos como alternativa eficiente para enfrentar el déficit habitacional. Proyectos como “Los Castaños” o “Las Araucarias”, desarrollados en alianza con el SERVIU, buscan aprovechar mejor el suelo urbano y ofrecer soluciones verticales en sectores consolidados de la ciudad.

Estas iniciativas forman parte del modelo de viviendas con subsidio estatal que integran diseño funcional, accesibilidad y cercanía a servicios básicos. La participación de constructoras locales ha permitido avanzar en nuevas etapas, mientras el Estado garantiza el financiamiento parcial a través del Programa de Integración Social (DS19).

Subsidios estatales: clave para el acceso a la vivienda en Talca

En Chile, el acceso a la vivienda propia está estrechamente ligado a los subsidios estatales, herramientas fundamentales para facilitar soluciones habitacionales según las condiciones socioeconómicas y geográficas de las familias. Entre los más relevantes se encuentran el Subsidio DS49, dirigido a familias vulnerables que buscan adquirir una vivienda sin crédito hipotecario, y el Subsidio DS1, orientado a sectores medios que complementan este beneficio con créditos hipotecarios para acceder a viviendas de mayor valor.

Además, existen modalidades específicas como el Subsidio de Arriendo, que ofrece apoyo transitorio para el pago de arriendos, y el Programa de Habitabilidad Rural, que ayuda a familias en zonas apartadas a construir o mejorar sus viviendas sin perder el arraigo territorial. El Subsidio de Integración Social y Territorial (DS19) promueve proyectos mixtos que combinan viviendas subsidiadas y de venta libre, fomentando barrios integrados evitando la segregación.

También se contemplan subsidios especiales para grupos prioritarios, como adultos mayores, personas con discapacidad o víctimas de desastres naturales, con condiciones adaptadas para garantizar una solución digna y oportuna. Estos mecanismos reflejan la diversidad de necesidades y buscan ampliar las oportunidades de acceso a la vivienda.

El acceso a la vivienda en Talca sigue siendo una meta lejana para muchas familias, pese a los avances en construcción y políticas públicas. El déficit habitacional persiste, pero también surgen nuevas estrategias, actores comprometidos y herramientas como los subsidios estatales. Entender estos mecanismos y sus posibilidades es clave para avanzar hacia soluciones reales. Porque detrás de cada número hay un hogar pendiente, una historia de espera y un derecho aún por garantizar.

Casa con subsidio y crédito hipotecario
Condominio Doña Elisa