Por: Antonia Vergara, Eylin Muñoz
¿Qué sucede cuando el amor en el entorno digital no solo rompe corazones, sino que también rompe la estabilidad emocional? Las aplicaciones de citas, a pesar de que tienen un diseño y estructura formada para conectar con personas y generar uniones afectivas, en la actualidad presentan una serie de efectos altamente negativos en la salud psicológica.
Bajo la era de conexiones rápidas, el proceso de relacionarse emocionalmente con alguien más ha cambiado por completo. Con las plataformas de citas se crean expectativas de cercanía, compatibilidad y oportunidades de vínculos, pero esto no es una dinámica tan simple, puesto que detrás de cada match existe una gran carga emocional que interrumpe el bienestar psicológico de aquellos usuarios que participan activamente en las aplicaciones de citas.
Al explorar y adentrarse en el uso de las aplicaciones de citas, pueden surgir efectos que van mucho más allá de los aspectos físicos y superficiales, afectando e interviniendo directamente en el ámbito psicológico, es decir que en estas plataformas se presentan inconvenientes o problemas asociados a la baja autoestima, ansiedad, sobrecarga emocional o frustración, siendo esto perjudicial y generando entornos negativos alrededor de estas plataformas.

En este contexto, la intensa búsqueda del amor, de una pareja o compañía dentro de la aplicación puede tornarse un espacio complejo y desgastante, esto es, debido a que en muchas ocasiones no se consideran los elementos e impactos negativos que afectan directamente a la persona y generan un malestar emocional en el usuario, y así se forman entornos desfavorables dentro de las aplicaciones de citas, esto siendo impulsado por factores como el rechazo, la idealización de perfiles o la falta de reciprocidad.
Todos estos factores que están relacionados con experiencias desfavorables dentro de la aplicación y el desgaste psicológico dañan la forma en que los usuarios se relacionan consigo mismos y con los demás, y esto interrumpe las posibilidades de establecer y mantener algún tipo de vínculo afectivo con otros. Por ello es necesario que se replanteen los aspectos que son dañinos, tanto físicos como emocionales, al utilizar alguna de estas aplicaciones.
¿Cómo inicia una persona en el mundo de las aplicaciones de Citas?
Estas apps surgen en un contexto contemporáneo similar al de las redes sociales o al mundo interconectado por Internet. Así como el primero, permite al usuario un medio para subir fotos, hablar y entretenerse, mientras que como el segundo, ofrece la posibilidad de comunicarse con personas a la vuelta de la esquina o a kilómetros de distancia de forma más cómoda y segura. Sin embargo, las aplicaciones de citas funcionan con un propósito u objetivo particular: la construcción de relaciones entre personas.

A pesar de la búsqueda de este fin (principalmente romántico en muchos de los casos), no todos los que se animan a probar las aplicaciones de citas buscan los mismos objetivos entre sí. Un estudio realizado por estudiantes de la Universidad de Ámsterdam y la Universidad Católica de Lovaina, que medía las motivaciones de los diferentes usuarios de la app de citas Tinder, arrojó que muchos de ellos la utilizaban no por una ni dos, sino que por seis motivaciones distintas:
- Amor
- Sexo casual
- Autoestima
- Comunicación
- Emoción
- Tendencia
Aunque el amor sigue siendo el mayor impulso para el uso de la app, le siguen de cerca la facilidad comunicativa y el sexo casual. El estudio también señaló que, en promedio, eran más los hombres que las mujeres quienes lo utilizaban por el sexo casual, la facilidad comunicativa o la emoción. Estos factores a su vez podrían verse afectados por la edad del usuario.
Apoyándonos en esto, se puede pensar que incluso si su propósito inicial es el encuentro romántico entre dos personas, las apps no necesariamente entregarán este resultado a todos los usuarios. Muchos de quienes las utilizan pueden encontrarse buscando el amor, pero otros podrían buscar únicamente una manera más fácil para relacionarse sin que esto tenga que llevar a una cercanía romántica.
Catalina Parias, una estudiante de Terapia Ocupacional, comentó en una entrevista su experiencia utilizando las aplicaciones de cita Tinder y Bumble. Al inicio, su interés por las apps no poseía un matiz romántico ni cercano, sino que oscilaba entre el ámbito de la facilidad para comunicarse y la emoción de probar en sí las aplicaciones.
Quienes se animen a probar estas herramientas para conectar con otros, deben tener claras sus motivaciones y saber seleccionar a conciencia quiénes las compartan. Buscar el amor comprometido en un grupo donde abundan las relaciones sin compromiso, la simple comunicación amistosa o la emoción vacía, puede llevar al usuario a la frustración o la decepción al final del día.



Mercado del amor y algoritmo
El negocio que estas aplicaciones manejan es el del amor a la carta, o eso es lo que nos hacen creer en su mayoría. Su instalación en nuestros teléfonos, su tiempo de uso, los datos que recopilan sobre los usuarios y, en algunos casos, el pago por su formato premium, significa un potencial ingreso para continuar con su trabajo.
Muchas veces, para mantener por más tiempo esta ganancia, las aplicaciones extienden la búsqueda de pareja y ofrecen opciones una tras otra, alejándonos del objetivo inicial y centrándonos en el placer que ofrece su simple uso.
Como ocurre con las redes sociales Instagram o Tik-Tok, el formato de las aplicaciones de citas se convierte más en una herramienta para entretener, matar el tiempo u ofrecer bienestar mediante interacción y respuesta, en lugar de una forma rápida para conseguir pareja.

Según Juan Carlos Ortega, encargado de Informática de la Fundación Integra, hace veinte años aproximadamente, en algunas de las primeras apps de citas se utilizaron cuestionarios grandes para conocer a profundidad los gustos de los usuarios a un nivel más personal y significativo. Esto, por supuesto, iba más allá del amor a primer vistazo o “match” que utilizan hoy en día estas mismas aplicaciones. Ahora la búsqueda detallada en lo personal ya no les conviene.
Pero estas herramientas no solo nos mantienen girando en una rueda de hámster llena de opciones, sino que, por el contrario, también limitan significativamente nuestras búsquedas a través del algoritmo y el sistema de match.
Las aplicaciones de citas solicitan una serie de respuestas sobre sus usuarios al iniciar sesión: ¿Qué es lo que buscan con su uso? ¿Qué edad tienen? ¿Cuáles son sus pasatiempos? Pero una vez atravesado este primer interrogatorio, surge el segundo método de búsqueda.
“El algoritmo conoce todos tus gustos”
Mientras uno se mueve en la pantalla, viendo las fotos y descripciones de sus posibles “enamorados”, el algoritmo toma nota del tiempo que uno se detiene a contemplar una foto. Se fija en si se leen las descripciones o el “match” que se le entrega a ciertas personas que tienen los mismos rasgos entre sí, funcionando como un filtro que solo deja pasar una pequeña cantidad de opciones similares.
Como bien señaló Juan Carlos Ortega en su entrevista: “Cuando tú te detienes mucho en una foto, una cierta cantidad de segundos, la aplicación lo marca como que te gusta. Entonces, por ejemplo, si estás viendo solamente a hombres rubios, en las próximas opciones aparecerán más hombres rubios”.
El sistema de rechazo opera de forma similar en este filtro: “Si tú los dejas pasar, la inteligencia artificial, el algoritmo, supone que este tipo de hombres o este tipo de mujeres no te interesan, así que los va descartando”.
Es así como nuestro mar de posibilidades, rico en variedad y oportunidades de conocer, se va secando hasta convertirse en pequeños charcos diseñados a partir de unos segundos más de lentitud en ciertas fotos.
Aunque el interés físico es un factor que posee su propia importancia en el inicio de las relaciones amorosas, pensar que es el elemento de mayor peso puede dificultar el encuentro de la pareja ideal. Si todo se resume a hablar con personas que físicamente cumplen nuestros estándares, pero no se conectan emocionalmente, la rueda de hámster vuelve a girar y nos lanzamos a una nueva búsqueda.

Del match al miedo: ¿por qué nos cuesta salir del mundo digital?
Dentro de las aplicaciones de citas, el entorno digital es el principal ambiente para generar los vínculos amorosos. Plataformas como Tinder, Bumble o Grindr son los escenarios perfectos para conocer con facilidad a otras personas con las mismas afinidades, pero sobre esto mismo, ocurre un ciclo donde algunos de los usuarios no muestran mayor interés en salir del área digital y deciden permanecer allí.
Salir del ámbito digital en parte no es tarea fácil, ya que las plataformas de citas entregan determinadas circunstancias que intervienen en la psicología personal de los usuarios. Dentro de las aplicaciones hay elementos conectados con este fenómeno placentero de quedarse solo en el área virtual, tal como lo explica Juan Guillermo Orellana, director ejecutivo de Marketing de Google Ads y quien en el pasado ha trabajado para Tinder.
“La metodología que se usa actualmente es buyer persona”
En otras palabras, es fusionar la descripción demográfica, es decir, ubicación, género, edad, ocupación de las personas; eventualmente, esto provoca que los individuos estén muy interconectados con la aplicación y con la persona que hizo el match.
Asimismo, Juan Guillermo Orellana expone un concepto que es relevante y está incluido en todo lo descrito anteriormente, “hay algo que es súper importante, que es la parte psicográfica, la cual es la parte de las emociones, los intereses que tienen las personas, los objetivos que buscan a nivel profesional y objetivo personal, los hábitos que tienen”. Siendo este un término clave para comprender el motivo de aquellos casos que suelen pensar que es más reconfortante quedarse únicamente en el entorno digital.
Además de estas situaciones, hay diversos problemas que se suman a ello y que están relacionados, elementos como frustraciones, miedo, barreras físicas, inseguridad propia y así muchas otras causas que limitan el acceso a los encuentros reales o presenciales. Sin embargo, esto no debe ser un patrón muy marcado y definido, puesto que, obviamente, sí hay personas que han formado relaciones afectivas, las cuales iniciaron desde las aplicaciones digitales de citas.






Conectados por interés: psicología y marketing en el amor digital
El funcionamiento de las aplicaciones de citas puede resultar mucho más complejo de lo que se cree; en ellas intervienen diversas áreas, pero sobresale el ámbito del marketing, el cual tiene una relevancia muy amplia al estudiar cómo se ven, cómo se desarrollan y se comportan las personas dentro de las plataformas de citas y, además, lo relevante recae en que hay aspectos psicológicos que igualmente tienen relación.
Al desarrollar la propuesta de marketing de las aplicaciones de citas, se hace uso de la parte emocional de las personas, también se vende la aplicación como un “producto” que va a responder a las necesidades básicas de la sociedad, mostrando solo las cualidades positivas de la dinámica de los usuarios dentro de la plataforma. Igualmente, la aplicación determina y selecciona cuidadosamente un perfil del usuario.
Así lo menciona Juan Guillermo Orellana, quien trabaja en el área de marketing digital “Las plataformas digitales permiten que nosotros podamos segmentar, es decir, llegar a estas personas según sus intereses, sus hábitos, porque ahora las plataformas definen si una persona es vegetariana, si le gustan los perros, los gatos, el deporte, y esos son temas que son más psicográficos”.
De igual modo, el encargado de marketing explicó cómo se da la importancia o valoración de un producto o servicio. Mencionó que “es súper importante conocer muy bien el producto para descubrir su valor, no su precio, o sea, porque es importante para las personas”, demostrando que hay una estrategia detrás del funcionamiento de la aplicación que va mucho más allá de lo que se visualiza a primera vista.

En definitiva, las plataformas de citas no solo son un recurso para conocer y generar vínculos con otras personas, sino que a través de la psicología humana se llega masivamente a cada usuario para construir un espacio que apela a las emociones e influye en la salud mental, siendo esto una razón grande para establecer los límites necesarios al navegar dentro de la aplicación de forma más sana y consciente, entendiendo que la actividad de las apps de citas es compleja y tiene un sistema muy estratégico.
Entre el encanto y el desgaste, las luces y sombras del amor digital
Aunque las aplicaciones de citas se han convertido en un camino accesible para conocer, conectar y formar vínculos con personas, en estas mismas plataformas se desenvuelven experiencias que no son del todo favorables, ya que la dualidad entre lo positivo y negativo está muy marcada, además de tener repercusiones en la psicología y bienestar de los usuarios.
Desde la perspectiva positiva, las aplicaciones de citas permiten extender el círculo social generando afines de una forma efectiva, fluida y flexible. Además, en algunos casos se forman relaciones afectivas duraderas, también en estas plataformas se desarrollan espacios para fortalecer la compañía e interés.
Por otra parte, y desde la mirada negativa, están principalmente las situaciones donde hay daños a la salud mental, además de depender de la validación y de tener una perspectiva superficial de lo que es el amor, sumando a ello, las consecuencias negativas que el entorno digital puede traer.
Con todo lo anteriormente expuesto, las plataformas de citas llegaron para dar una transformación radical en la sociedad, específicamente, en la forma en que las personas se relacionan, y en estas plataformas se generan ambientes para construir vínculos y experiencias asociadas al amor, pero junto con ello, es necesario asumir la responsabilidad frente a ellas, para no caer en situaciones que perjudican el bienestar emocional, ya que al utilizar estas aplicaciones puede traer riesgos, por tanto, es importante saber cómo manejar el uso de estas aplicaciones.
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